domingo, 16 de diciembre de 2007

SUEÑO I


Decir que te deseo no es exacto. Lo que deseo es la intuición de ti, la promesa de tu piel que se vislumbra entre la niebla. Alargo la mano pero no te alcanzo y, entonces, me adentro a yugular partida, machete en mano, tras tus pasos.
Me encuentro en una bandada de golondrinas y nunca adivino cuando cambiar de dirección mi vuelo. Soy torpe y te alejas cabalgando una nube. Las personas deberían dividirse entre sueños y amaneceres de lunes. Los primeros podrían beber de tus poros, escalar tus volcanes, saltar en tus charcos. Los segundos únicamente saltaríamos desde la ventana de un quinto piso. No hay esperanza. Espera, ¿qué es eso que se mueve? Te adivino de nuevo, tus pechos bailan un paso doble. Me siento niño, se me caen los dientes y no acuden ningún ratón, vuelo a ras de suelo y grito “polla” mil veces para que me castigue el profesor.
Despierto, me abrazas con tu tela de araña, me balanceas mientras me dices que no pasa nada y me vuelvo a dormir. Esta vez a salvo, esta vez contigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho...