jueves, 10 de julio de 2008

Conserva



A través de mi ventana se ve un campo verde en primavera. Luego se vuelve amarillo y después tierra vacía. Al año, regresa el verde de nuevo, y luego el amarillo y tierra vacía otra vez.

En el cambio de verde a amarillo, hay un momento, una breve semana, que nadie tiene palabras para identificar el color. Es color de felicidad, de revolcarse en él con un perro que ladra mientras salta a tu alrededor. Es tiempo de sonreír con las pequeñas mariposas que revolotean. En ese momento, en cada cambio de color, mi madre dice que cumplo años. Me dice que ya soy mayor.

Y yo me pregunto cuántas formas hay de embotar el tiempo.